18 de octubre de 2009

"Hay que romper el prejuicio de que vejez es sinónimo de enfermedad"

Posted on 9:46 by Unknown

ENTREVISTA - DIEGO AGUILAR VELAZQUEZ (x LaGaceta)


Domingo 18 de Octubre de 2009 | Especializado en los "viejos". observa que las mujeres pueden proyectar más que los varones, ceñidos al mandato de que vida es igual a productividad.

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ampliar fotoampliar foto | MIRADA. "Uno de los motivos por los cuales excluimos a los viejos es nuestro miedo a la muerte", dice Aguilar. LA GACETA / HECTOR PERALTA

"El primer prejuicio que hay que romper es esa ecuación de que vejez sea igual a enfermedad", afirma el psicólogo y especialista en gerontología comunitaria Diego Aguilar Velázquez.
Nacido en México, DF, muy cerca del Zócalo, en una casa antigua que llevaba la huella de un padre arquitecto restaurador, el destino lo trajo a Tucumán y se fue quedando. Tenía 22 años cuando decidió cambiar el smog de la ciudad de México por la escala más amigable -pero apenas un poco menos contaminada- de Tucumán. Hoy, a los 30, no cambia por nada su provincia de adopción, es psicólogo egresado de la UNT y trabaja en distintos frentes con "los viejos" o adultos mayores, inspirado por una abuela que lo marcó. Uno de esos frentes es la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Tucumán, que el viernes 30 de octubre, en el cierre del Mes del Adulto Mayor, organiza en un hotel de Monteagudo al 200 las VI Jornadas del NOA, en las que se analizará cómo ir "De la exclusión a la integración".
"En el NOA, como en México, existe la percepción de que el abuelo no puede estar solo, que hay miedo de internarlo en un geriátrico. De todos modos, las cosas están cambiando porque han cambiado las estructuras familiares. Antes, la que cuidaba al adulto mayor era la mujer; pero desde que la mujer sale a trabajar, la cosa se complica, y hay que recurrir a cuidadores, lo que no siempre es fácil", afirma Aguilar Velázquez.

- ¿Hay algún país que exhiba buenas políticas públicas hacia el adulto mayor? La población cada vez es más envejecida...
- En España, por ejemplo, tienen la llamada "Ley de dependencia" , que consiste en diferentes tipos de asistencia, tanto a adultos mayores en situación de fragilidad como a familiares de esos adultos. Además de darles licencia para cuidados domiciliarios, le otorgan al familiar algún tipo de subsidio para que pueda bajar su carga horaria laboral; eso, entre otras prestaciones. La idea, allí, es prevenir la institucionalización del viejo. Pero hay que tener en cuenta que España no es Tucumán.

- ¿Cuál sería el modelo ideal para Tucumán?
- Creo que es muy importante el apoyo a la familia. Que cuando las familias llegan al geriátrico es porque esa es su última opción. Por lo general, las que van a internar son hijas, mujeres mayores, que ya dieron todo lo que podían dar.

- De modo que lo que prima en la resistencia al geriátrico, más que lo económico, es lo cultural...
- Hay ambas cosas, pero la cuestión cultural es fuerte: hay una mezcla de culpa y de cariño. Y es muy duro de resolver.

-¿Existe el geriátrico ideal? La gente lo ve como un depósito de viejos...
- Ha cambiado mucho la visión de lo que es un geriátrico. Para mí, el geriátrico ideal es un lugar que, más que un depósito, es un hogar en el que uno pueda seguir teniendo proyectos, y en el que no sólo se atienda lo biológico. Lo importante es trabajar con toda la comunidad para vencer ese prejuicio de que vejez es igual a enfermedad.

- ¿Por qué la sociedad occidental le tiene tanto miedo a la vejez?

- Esa es una pregunta que me hago a menudo. No siempre ha sido igual, y no todas las culturas tienen la misma relación con la vejez. Lo que pasa con la cultura occidental es que hay una exaltación de la cultura de la productividad, que lleva a que cuando uno deja de ser productivo -cuando llega a la jubilación- se vuelve "pasivo". Uno deja de existir, muchas veces hasta en lo legal. Sólo recibe una jubilación. Y hasta semánticamente es raro, porque la raíz del término es "jubileo", que encierra una connotación de mucha felicidad. Sin embargo, queda marginado de la sociedad.

-¿ Por qué esa exclusión?
- Creo que el factor número uno es el temor que tenemos todos, tanto viejos como jóvenes, de la muerte. Cuando vemos a un viejo, se nos ve reflejada en ellos nuestra propia muerte. Yo creo que en la medida en que las personas puedan estar en paz con su propia finitud, con su propia muerte, que cada individuo se pueda reconciliar con su condición de mortal, entonces va a poder aceptar mejor la vejez. Sin embargo, nos cuesta. Pero es lindo trabajar con viejos.

- ¿Qué pasa en las sociedades en las que no hay abuelos?

- La "abuelidad" implica una relación; uno no es abuelo si no tiene un nieto. Entonces, cuando hay nietos y abuelos puede haber una intergeneracionalidad, es una muestra de una sociedad que está abierta a la diversidad. Pero también hay lugares en los que no hay nietos. Mar del Plata, por ejemplo, es una ciudad en la que no hay nietos; es un enclave gerontológico importantísimo en la Argentina, porque hay muchísimos adultos mayores que migran a Mar del Plata.

- ¿Mar del Plata es como la Miami argentina?

- Así es. En Mar del Plata se observa que el adulto mayor sale de su entorno de origen y llega a un lugar en el que tiene muchos pares. El movimiento social que se observa en Mar del Plata en torno a ese sector es muy intenso y hay numerosos programas sociales dedicados a ellos.

- A veces, parece que es más importante la relación con los pares que con la familia...
- Es importante que tanto el Estado como el tercer sector, las ONG, propicien esos espacios de encuentro entre pares.

- Usted está investigando la diferencia entre los proyectos de vida de los varones adultos mayores y los de las mujeres, para su tesis de maestría en Flacso...
- Lo que veo es que hay una edad en la vida de la gente, que es la mediana edad, antes de la vejez, cuando hay un punto de inflexión, en el que la gente reflexiona sobre lo que va a pasarle, sobre su proyecto. Un proyecto es un deseo, algo que no ha pasado, y que yo quiero que pase. A mi investigación la hago en el Centro de Salud (donde la Fundación León desarrolla uno de sus diversos programas). Allí charlo con mujeres y con varones, y así empecé a ver cómo se proyecta la gente, y me hice la pregunta, desde una perspectiva de género, acerca de cuál es la diferencia de proyectos entre varones y mujeres, y cuáles son las causas de esa diferencia. Por supuesto, tengo en cuenta que la población del Centro de Salud es gente humilde, con limitaciones económicas.

- ¿Qué observó?
- Que la mujer, por lo general, va a proyectarse más, pero siempre atendiendo a los mandatos culturales, al cuidado de la familia. El varón, en cambio, tiene más problemas para proyectar. Tiene la sensación de que, como lo que le toca despues es la jubilación, ya no hay nada más por hacer.

- Es el hombre productivo..

- Así es. Y es muy importante tener proyectos, porque eso es lo que ayuda a seguir viviendo. Por eso, para los profesionales que trabajan con gente que está en lo que se llama el "síndrome prejubilatorio", que los ayuden a construir un proyecto.

- Pero a veces resulta difícil armar un proyecto de la nada....

- Yo tengo la teoría de que el ser humano arma naturalmente sus proyectos. El ser humano es naturalmente un "armador de proyectos". Lo que pasa, me parece, es que hay algo que bloquea la emergencia de esos proyectos; lo que pasa es que nos han enseñado desde chicos que lo que cuenta es el trabajo productivo de llevar el pan a la casa. Se percibe que no es productivo ir a bailar folclore, a trabajar en una fundación. Pero la mujer también tiene sus problemas, porque sus proyectos están demasiado ceñidos a los mandatos culturales tradicionales.

-¿Qué le pasa con la sexualidad al varón adulto mayor, y qué le pasa a la mujer?
- He registrado que las mujeres, al empezar a envejecer, al no poder procrear, es como que no tuvieran sexualidad. En el varón, en cambio, no pasa lo mismo. Muchas veces, el varón se engancha con mujeres mucho más jóvenes por el temor a envejecer, porque en él hay una negación al envejecimiento.

PERFIL

Diego Aguilar Velázquez
Tiene 30 años. Psicólogo y Especialista en Gerontología comunitaria e institucional (Universidad de Mar del Plata). Auxiliar docente en la Facultad de Psicología (UNT, cátedra Psicología Evolutiva II, cuya titular es Ema Marazza); también es coordinador del programa de Salud de la Fundación León;y en el hogar San Alberto (geriátrico de la provincia) se encarga de coordinar el Comité de Docencia e Investigación. Es secretario de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Tucumán.

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